“Amigas”

“Amigas”

De amistad, llevan mas de veinte años. Con frecuencia, se comunican por teléfono sin buscar privacidad. Es obvio que se tienen confianza, pues al parecer, siempre se dicen la verdad.

Platicar en altavoz, para ellas, ya es una costumbre. Ayer por la noche, mientras las escuchaba platicar, en mi patio disfrute de una copa de vino, frente a una calurosa lumbre. Escuche a su amiga decir, “No sabes el tesoro que me mandaste.” La miré sonreír. Guardo silencio por unos segundos, y después le contestó, “Precisamente por eso te lo mande.”

Fue entonces cuando entendí aquellas conversaciones, donde su amiga le hacia muchas invitaciones. Algunas aún las tengo grabadas en mi memoria. La invito a Nueva York, a Dubai, Canadá, y recientemente, a bailar en Rosarito.

En una conversación, a su amiga ella le dijo, “Necesitas a un buen hombre, para que te frene un poquito.” En el momento, esa frase me causó un poco de risa. Escuche a su amiga decir, “No seas así. Apoco no recuerdas cuando nos íbamos al baile, en lugar de ir a misa.”

Lo que sucedió anoche después de su conversación, en mi, provoco una linda emoción. Seria mentira decir que lo sucedido, no me dejo con un poco de confusion. Ella platicaba con su amiga, como si la tuviera en frente. No solo la escuche. También la mire. Por ella, le contaba sus preocupaciones. Le confeso sus miedos, y el por que no aceptaba sus invitaciones.

Su charla con su amiga invisible continuo. “Para ti, llevo años buscando a ese hombre,” a su amiga, ella le dijo. Me impresiono bastante ese suceso. Ahora entiendo otras de sus conversaciones, cuando decía que buscaba a un hombre para esposo. Por el bienestar de su amiga, ella siempre se preocupa. No se lo que piensen mis lectores, pero para mi, este detalle es algo hermoso.