“The Hug”
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“The Hug”
“In deep silence, with his hug, he said everything he needed to say. ‘I love you. I’ll look over you. Goodbye son.’ He was ready to meet God, so he left.”
“In deep silence, with his hug, he said everything he needed to say. ‘I love you. I’ll look over you. Goodbye son.’ He was ready to meet God, so he left.”
Yesterday, outside my window, a mockingbird sang. Early this morning, in a lonely corner, my house phone rang. I let it ring and ring, while looking out the window, hoping to hear any bird sing.
In hopes the caller would give up, I continued to let the phone ring. He didn’t hang up. Dad knew I was home. His instructions were clear. I knew what to bring. The time had come to keep my word. The promise I made him in the presence of a lively mockingbird.
On that day, as the mockingbird sang, with his weak voice, he said, “There is no better way, to spend my last day. Please hold my hand, until you feel my last breath. The pain I feel now, may be worse than death.”
In a crackling voice, he went on to say, “Son, I am dying. There is no sense in crying. When the time comes, I need you to be strong. I need to know you’re going to be okay, after I am gone.”
I once thought he moved to Oregon to be close to mom, his one and only bride. He confessed that long ago, he decided on assisted suicide. He chose me, his only son, to be by his bedside. As painful as this was, his wish was something that could not be denied.
After countless rings, I answered the phone. In a soft and weak whisper, he said, “It’s time. Please come alone.”
Vengo en busca de La Reina. ¡Oh, wow! ¡Mi búsqueda ha terminado! ¡La Reina he encontrado!
Ayer me contaron, que en un video, un viejito le mandaron. Le pido los disculpe, pues en sus gustos, ellos se equivocaron.
Su petición, ellos escucharon. Sin perder mucho tiempo, para complacer a La Reina, ensamblando letras, ellos trabajaron. Al terminar su labor, para hacer la entrega, ellos me buscaron.
Desconozco la razón por la cual ellos me escogieron. Me gusta pensar que fue por joven, guapo e inteligente. Quizás solo fue porque en ocaciones, mis palabras hacen reír a la gente.
Sea cual sea la razón, el hecho es que con La Reina, hoy me encuentro frente a frente. Espero que ellos hayan entendido su petición. En lo personal, espero le agrade mi presencia, aunque a sus palabras, no les ponga atención.
Siempre me ha mentido, pero aun así, creo en el. No me importa cuantas veces me haya sido infiel. Es el amor de mi vida. Yo solo vivo para el.
¡Y que despierto de esa pesadilla espantante! Fue algo interesante. Me quede dormida cuando me recosté pensando en mi esposo, y en su amante. Aunque sea en un sueño, quisiera que mi vida fuera diferente.
Las palabras en mi sueño eran de su amante, por lo cual desperté un poco confundida. Sin duda alguna, el es el amor de mi vida. Aunque que quisiera hacerlo, no puedo culpar a su amante, por arruinar mi vida.
Reconozco que en mi matrimonio he fallado. El amor y los esfuerzos de mi esposo, no he apreciado. De amor, a su corazón, no he alimentado. Rechazo sus caricias, y siempre lo hago a un lado. De que el tenga a su amante, yo soy la causante.
La razón de mis rechazos, el dice comprender. Cuando éramos novios, le conte unas cuantas mentiras, para ocultar que mis padres, de niña, me vendían a los hombres, para una noche de placer. Temo que jamas podré superar mi pasado. No importa si en este mundo, soy la mujer mas amada. Por siempre, sere una mujer destrozada.
Era un hombre activo, trabajador, fuerte y saludable. De lo que le paso, el nunca ha buscado un culpable.
Los doctores le dijeron, que nunca volvería a caminar. Al escuchar esa noticia, como el gran hombre que es, sin pena, en la presencia de los medicos, se puso a llorar.
Pasaron varios meses, y el amor de su vida, poco a poco, de el se fue alejando. Por las noches, sin poder dormir, el soñaba despierto. Desde su cama, el en jardín, el miraba su cuerpo caminando.
Le entregó su vida a Cristo. En muchas ocaciones, a las enfermeras les decía, “Ayúdenme a levantarme. Para caminar, yo ya estoy listo.” Su vecino de cuarto, no decía nada. Solo le regalaba una sonrisa, y una tierna mirada.
Después de dos años, quizás para desengañarse, una enfermera finalmente lo ayudo a levantarse. Ella sabia que el deseo de caminar de ese hombre, cada día era mas fuerte. Al verlo caminar, su vecino de cuarto le dijo, “¡Cuidado! No vayas a caerte.”
Y así, el caminó.
De nuestro divorcio, pasaron doce años. Durante todo ese tiempo, viví feliz en tu ausencia. Sin buscarlo, la puerta de nuestro hogar, el divorcio toco. Sin esfuerzo alguno, le abrimos la puerta. Tu por disfrutar de tu nuevo amor y yo por conveniencia.
La misma. Sin exigirte nada, abandone mi hogar. Por hacerlo, algunos me juzgaron de loco, mientras que otros por mi sentían lastima. Por no demostrar debilidad, frente a ellos, por ti nunca derrame una lagrima. A solas, mientras deseaba que de mis ojos brotara ultima, en ellas me ahogaba.
En mi ausencia, con tu nuevo amor te casaste. ¿Sera que él nunca supo amarte? Durante esos doce años, en ocasiones pensé en ti y en todo lo que para mí significaste. Como yo, nadie podrá conocerte. Mucho menos hacerte el amor cuanto tu cuerpo y corazón, en armonía, están ardientes.
La misma. Hace doce años, los dos nos separamos y diferentes aventuras buscamos. Hoy, muchos piensan que es una locura que nuevamente este contigo. En ocasiones, sin palabras, lo mismo digo.
¿Te extrañe o me extrañaste? ¿Te busque o me buscaste? ¿Regrese o regresaste? ¿Fue lujuria o amor? ¿A caso el deseo de amarnos por unas horas nos cegó y entumió el dolor? Lo cierto es que después de doce años, quizás por razones equivocadas, nuevamente comparto mi vida con la misma que en ocasiones me dio unas merecidas bofetadas.
Hoy que nuevamente estoy adentro, no puedo creer la situación en cual me encuentro. Finalmente he comprobado que uno jamás puede enderezar un árbol que nace ladeado.
Desde tu partida, me paso la vida dibujando corazones. Siempre respete tus decisiones. Por alejarte de mi, nunca te culpe, ni te exigí razones.
Aunque las flores son hermosas, tu hermosura, supera la de ellas. Para demostrarte mi amor, si pudiera, del cielo te bajaría un ramo de estrellas.
Con tenerte en mis brazos, nada me cuesta soñar. Si me dieras la oportunidad, con mis dulces besos y tiernas caricias, las partes mas intimas de tu ser, yo haría temblar.
Llevo años sin verte. Hoy senti las ganas de escribir estas letras, con el fin de saludarte. Espero que en este medio, logren encontrarte. Si es así, espero te recuerden, que nací para amarte.