“Corazón Parchado”
De niño, con paciencia, cariño y precaución, a las llantas de mi bicicleta, muchas veces parche. Aparte de obvio, en ellas, identificar el daño era muy fácil. Con un poco de agua y aire, su herida se mostraba aunque ausente estuviera el causante misil.
Al crecer, en mis aventuras amorosas, rompí corazones, fingí caricias y regale rosas a mujeres hermosas. Hoy, buscando un amor sincero, y deseoso de escuchar un simple \’te quiero\’, pienso en mi pasado y en el daño causado, mientras que en mi soledad, me arrepiento de muchas cosas.
Buscando ese \’te quiero\’, hoy me he dado cuenta que los corazones con cuales me encuentro, como las llantas de mi bicicleta solían estar, se encuentran dañados. Por mi historial y pasadas acciones, y porque fui el misil que daño corazones, quizás algunos piensen que no merezco el privilegio de poder querer a un corazón parchado. Aunque en veces pienso que por lo mismo, soy el hombre más adecuado.
Si tienes la fortuna de encontrarte con un corazón parchado, para no causarle más daño, aprende como acariciarlo. Sus daños no son obvios y el remedio para su sanación no está en una simple oración. Si tienes paciencia, cariño y precaución, ese corazón roto te dará la oportunidad de sanarlo.