“Mi Jardín“
Con mis manos, para mi hijo y su esposa, construí este jardín. Con amor, agua y sal, alimente a las plantas, los hermosos árboles y sobre todo, a sus bellas flores. Como a todo el mundo, el brillante y caluroso sol, a Ajijic, mi pueblo querido, diariamente calienta mientras que a mi jardín, con su luz, cariñosamente alimenta. Con ansia, mi jardín espera su luz, especialmente después de una lluvia o una poderosa tormenta.
Mi visión por el futuro de mi pueblo y por toda la belleza que nos ofrece la naturaleza, no es apreciada por todos. Para muchos, un tronco es solo un tronco. Para mí, es mucho más. Desojado de su cuerpo y de sus ramas, un tronco queda desnudo. Con mis cansadas manos y mi labor, como a una novia en su día, en mi jardín yo lo vestí. Al hacerlo, de mi frente caían gotas de sudor. Para mí y para todos, eso eran. Para el tronco, eran gotas de amor.
Mi jardín. Como la de la novia, su belleza es obvia. Hubo dudas. Muchos insistían que los cocos que plante, la luz del día nunca verían. Me tome un corto viaje por los Estados Unidos, mientras mis cocos nacían. En mi ausencia, en el vientre de su árbol, hacia su madurez, ellos crecían. Por cuestiones de salud, ya maduros, a mi regreso, no logre ver ninguno. Gracias a todos mis hijos, a mi lado, siempre tendré uno. Ingeniero de Jardines, fue un apodo que me dieron. Sin tomarle importancia, y enfocado en mi jardín, en un sueño, a mi hija anuncie que los cocos se cayeron.
Mi jardín. En él, muchas tardes pase. A él, por mantener su belleza, con mi sudor, muchas veces regué. Que en él, como en mi corazón, siempre haiga vida, amor y paz.