“Platicando Con Dios”
No me gusta entrar en estos temas, pero hoy por la mañana, frente a mi espejo, esto me nació de repente. Mis pláticas con Dios, son diferente a las de mucha gente. Sin necesidad de un altar, platico con Dios en mi casa, en el parque o en la calle, como si lo tuviera en frente.
Si, confieso que no voy a la iglesia, pero platico con Dios con frecuencia. Para hacerlo, no necesito de un templo grande y lujoso. Para platicar con Dios, lo hago en cualquier rincón del mundo, que para mi, es amplio y grandioso. La platica de hoy no fue en un rincón, pero si en un lugar lleno de robles, y exuberantes jardines verdes. Si, aun me encuentro en este lugar hermoso. Aquí, calmé mi sed con agua de pozo.
Mis pláticas con Dios, muchos no las consideran una forma de oración. Disfrutar, expresar, y compartir mi alegría con el mundo, es la forma en que Dios me pide su alabanza. Si, mi fe ya es mas fuerte, y ya no se encuentra en una balanza. Escribir me brinda alegría. Para continuar mis escritos, mis pláticas con Dios, me dan energía. Sin pedirle nada, para poder recibir y disfrutar su regalo de un nuevo dia, Dios me regala salud, fuerza y sabiduría.
Dios es puro amor. Caminando de su mano, no existe problema que no tenga solución. Hoy, durante un silencio profundo, Dios me pidió que a mi vida, le ponga mas atención. En lo superficial, y en lo material, Dios me dice que ahi, el no existe. No lo busques en los templos ni en las iglesias, y mucho menos, presumiendo de todo el dinero que en su nombre, a esos lugares diste.
En este hermoso espacio, noté algo impresionante, al despertar de mi silencio. La recuerdo muy bien. Era una jaula pequeña. Se encontraba vacía, y su puerta estaba abierta. Fue en ese momento cuanto sentí que Dios me dijo, “¡Es tiempo de ejercer tu albedrío. Despierta!” Asombrado por lo sucedido, me levante y camine hacia la pequeña jaula. Si a tu vida le pones atención, tu tambien notaras las formas en que Dios te habla.
Abandoné mis escritos después de ese evento, y me fui a caminar por un momento. Caminé sobre las hojas secas, aplastándolas, mientras disfrutaba de ese glorioso sonido. Con el, sentí que ellas me decían, “Bienvenido.” Con mis letras, es imposible describir todo lo sucedido. Solo Dios y yo sabemos lo que en este lugar, he vivido.
Después de caminar por un rato, regrese a mis escritos, pues ellos me llamaban a gritos. Antes de continuar, tengo algo que confesar. Disparé un arma, al llegar a este lugar. Le quite la vida a un ser inofensivo, simplemente por instinto. No fue con el arma, pero si con mi dedo pulgar. Por lo sucedido, me sentí muy arrepentido. Segundos después, ese ser reapareció, y de repente, con su presencia, mi arrepentimiento calmo.
Si, mis platicas con Dios son diferente a las de mucha gente. Él platica conmigo, utilizando mi voz. En esos momentos, me siento tranquilo, pero un poco confundido, porque no se si soy uno, o dos.