“Secretos De Mi Madre”
Después de pasar muchos años ausente, a mi casa regrese. En la puerta, me recibió mi abuelita. La abrase. Entre. Me senté. La noté triste, y tenia sus ojos llorosos. Sin decir una palabra, se dirigió a su humilde mesa de centro, de donde tomo una cajita.
Ese breve momento pareció durar una eternidad. Parecía que yo veía todo en cámara lenta. Pude observar como el viejo rebozo de mi abuelita abrazaba su cuerpo frágil y encogido. En su rebozo, noté los hilos viejos y desgastados. Juntos, aun luchan para mantener esa prenda firme, aunque algunos ya están manualmente atados.
De repente, caminó hacia mi, para entregarme la cajita. Antes de hacerlo, me miro a los ojos y me dijo, “Espera. Le falta la florecita.” Salió a su jardín, donde corto una bella flor. En ese momento, yo aun no sabia lo que pasaba. Estaba frente a mi, pero su espalda ella me daba.
La miré susurrarle algo a la hermosa florecita. Segundos después, con sus temblorosas y cansadas manos, la puso en la cajita. Fue entonces cuando mi curiosidad aumento, pues el susurro de mi abuelita a esa florecita, a mi sueño de esa mañana me recordó. No pude distinguir su voz, pero siento que en mi sueño, mi abuelita a su casa me llamo.
Finalmente, mi abuelita se volteo hacia mí. En sus manos, tenia la cajita. Extendió sus brazos, y me dijo, “Bueno, mi promesa, yo ya cumplí. Ahora te toca a ti. Esta cajita, es para ti.” Le quise hacer preguntas, pero con una simple seña, me pidió silencio y en mis manos, la cajita apareció.
Sus manos aun tocaban las mias cuando me dijo, “Tu estabas presente, pero eras muy pequeña para hoy recordar la promesa que le hice a tu madre, en aquel día que dejo su vida atrás, para poder protegerte. Ella sentía temor de que algún día, tu pensarías que huyo por cobardías. Te confirmo que no fue así. Tu madre fue una mujer valiente y muy fuerte. Por tu futuro y bienestar, ella enfrento la muerte.”
Soltó mis manos y me dijo, “Con sus propias manos, para ti, estas cartas escribió. Como señal de amor y vida, que siempre mantuviera una flor fresca en esa cajita, ella me pidió. De tu madre, te he contado algunas cosas. En mi corazón, siento que en estas cartas, de ella, descubrirás cosas hermosas.”
No pude contener mis lagrimas, y mi confusion era mas poderosa que mi emoción. Mi abuelita me dejo sola, sin darle esa instrucción. Abrí la cajita, y con mis lagrimas, moje la florecita. Lentamente, abrí una carta. Su letra era elegante y hermosa. Después de leer, “Secretos De Mi Madre,” en la primero hoja, mis ojos no querían leer otra cosa.
Me armé de valor, pasé la página y leí lo siguiente, “Tu eres Isabel, la legitima Reina del Reino Unido. Grabados en oro, el escudo familiar, y tus pequeñas huellas en estas cartas, confirman ese hecho.”