“Pienso En Ti”
“Pienso En Ti”
Aún pienso en ti. Aunque hoy tengo quien me quiera, la que en casa hoy me espera, pienso en ti. Aun pienso en ti.
Aún pienso en ti. Aunque hoy tengo quien me quiera, la que en casa hoy me espera, pienso en ti. Aun pienso en ti.
Me quedo así. Si, me quedo en paz y tranquilo. En mi paz, recuerdo los hermosos momentos, que a tu lado he vivido. En mi tranquilidad, me acompañan las inquietudes que un día a mi ser, llenaban de ansiedad. Hoy, ellas se han convertido en tus mayores porristas, pues solo desean to felicidad.
Si, me quedo así. Me quedo en paz y tranquilo, porque finalmente acepté que tu felicidad, no comienza, ni termina conmigo. En mi paz, entiendo el porque no puedo ser tu amigo. En mi tranquilidad, por salir a buscar tu felicidad, tu decision yo aplaudo y bendigo.
Si, sin ti, me quedo así. Mi paz y tranquilidad, pocas personas entienden. Por mi deseo de disfrutar mi soledad, fácilmente, algunos se ofenden. Peor aun, por siempre desearte lo mejor, y por que pronto te encuentres un nuevo amor, ellos se confunden.
Si, me quedo así. Siempre disfrute de tu presencia, y ya no me inquieta tu ausencia. Me quedo con mi conciencia, y vivo las consecuencias de que nunca te busque con frecuencia. Si, me quedo así. Me quedo con la idea del gran amor que para ti, un día fui.
Platicando con me amor secreto, le di mi despedida. Con un poco de confusión, y después de una larga pausa, me pregunto, “¿Y qué voy a hacer sin ti?”
Deseando de poder ser todo en su vida, le conteste, “Lo mismo que has hecho hasta hoy, pues para ti, nada soy. De ti, no espero nada. Entiendo que sólo fui un nuevo recurso que a tu vida llego, de pasada.”
Mientras mi mujer me acaricia, yo pienso en ella. Mi mujer me brinda un amor incondicional, puro y sincero. Algo que yo no merezco, pues por otra mujer, de amor me muero.
Para morir tranquilo, es necesario una confesión. No existe la forma de hacerlo, sin dañar su corazón. Mi mujer es comprensiva, por lo cual se que entendería mi situación. No tengo el valor de confesarle la verdad. Prefiero llevar mi secreto a la tumba, y guardarlo para siempre en la eternidad.
Acaricio a mi mujer, porque en su rostro, la veo a ella. Recuerdo sus tiernos besos, al rozar su piel. Sus besos eran dulces. Tenían sabor a miel. Sí, esos besos que con dulzura, a la orilla del mar me daba.
Pienso en ella. Extraño su pelo, su sonrisa, y su mirada coqueta. Recuerdo que con solo una mirada, me embrujaron sus ojos hechizantes. De ella, extraño todo, aunque hoy se que solo fuimos amantes.
Pienso en ella. Sí, siempre pienso en ella.
No me gusta entrar en estos temas, pero hoy por la mañana, frente a mi espejo, esto me nació de repente. Mis pláticas con Dios, son diferente a las de mucha gente. Sin necesidad de un altar, platico con Dios en mi casa, en el parque o en la calle, como si lo tuviera en frente.
Si, confieso que no voy a la iglesia, pero platico con Dios con frecuencia. Para hacerlo, no necesito de un templo grande y lujoso. Para platicar con Dios, lo hago en cualquier rincón del mundo, que para mi, es amplio y grandioso. La platica de hoy no fue en un rincón, pero si en un lugar lleno de robles, y exuberantes jardines verdes. Si, aun me encuentro en este lugar hermoso. Aquí, calmé mi sed con agua de pozo.
Mis pláticas con Dios, muchos no las consideran una forma de oración. Disfrutar, expresar, y compartir mi alegría con el mundo, es la forma en que Dios me pide su alabanza. Si, mi fe ya es mas fuerte, y ya no se encuentra en una balanza. Escribir me brinda alegría. Para continuar mis escritos, mis pláticas con Dios, me dan energía. Sin pedirle nada, para poder recibir y disfrutar su regalo de un nuevo dia, Dios me regala salud, fuerza y sabiduría.
Dios es puro amor. Caminando de su mano, no existe problema que no tenga solución. Hoy, durante un silencio profundo, Dios me pidió que a mi vida, le ponga mas atención. En lo superficial, y en lo material, Dios me dice que ahi, el no existe. No lo busques en los templos ni en las iglesias, y mucho menos, presumiendo de todo el dinero que en su nombre, a esos lugares diste.
En este hermoso espacio, noté algo impresionante, al despertar de mi silencio. La recuerdo muy bien. Era una jaula pequeña. Se encontraba vacía, y su puerta estaba abierta. Fue en ese momento cuanto sentí que Dios me dijo, “¡Es tiempo de ejercer tu albedrío. Despierta!” Asombrado por lo sucedido, me levante y camine hacia la pequeña jaula. Si a tu vida le pones atención, tu tambien notaras las formas en que Dios te habla.
Abandoné mis escritos después de ese evento, y me fui a caminar por un momento. Caminé sobre las hojas secas, aplastándolas, mientras disfrutaba de ese glorioso sonido. Con el, sentí que ellas me decían, “Bienvenido.” Con mis letras, es imposible describir todo lo sucedido. Solo Dios y yo sabemos lo que en este lugar, he vivido.
Después de caminar por un rato, regrese a mis escritos, pues ellos me llamaban a gritos. Antes de continuar, tengo algo que confesar. Disparé un arma, al llegar a este lugar. Le quite la vida a un ser inofensivo, simplemente por instinto. No fue con el arma, pero si con mi dedo pulgar. Por lo sucedido, me sentí muy arrepentido. Segundos después, ese ser reapareció, y de repente, con su presencia, mi arrepentimiento calmo.
Si, mis platicas con Dios son diferente a las de mucha gente. Él platica conmigo, utilizando mi voz. En esos momentos, me siento tranquilo, pero un poco confundido, porque no se si soy uno, o dos.
No me canso de mirarte. Si, ese secreto era mío, desde antes de conocerte. Hoy, las cosas han cambiado. Siempre me visualize en tus brazos, y hoy, eres el amor de mi vida, y para siempre te tendre a mi lado.
Recibías mis llamadas, pero nunca me buscabas. Eso me confundía. Aun asi, yo siempre decía, “En los brazos de ese hombre, yo estaré algún día.” Mi secreto, solo yo la sabía.
Eres mi joya. Eres mi luz. Eres mi todo. Si amor, no me canso de mirarte. Cada mañana, le agradezco a Dios por tu existencia, tu forma de ser, y por siempre protegerte.
Sin conocerte, día tras día, yo te veía. Hoy te tengo a mi lado, y no me canso de mirarte. Hoy mas que ayer, se que yo nací para amarte. Si amor, eres el amor de mi vida, y siempre voy a cuidarte.
No me canso de mirarte. Cuando intento descubrir la razón el por qué, mis ganas de hacerlo, simplemente se convierten en una fuerza mas fuerte.
Los tiempos de Dios son perfectos. Tuve paciencia, y mucha fe. En mi corazón, Dios me avisó cuando yo debería aceptar tú invitación para salir a tomar un cafe. En ese día, yo solo quería mirarte, y me moría de ganas de besarte.
Si amor, no me canso de mirarte.
De amistad, llevan mas de veinte años. Con frecuencia, se comunican por teléfono sin buscar privacidad. Es obvio que se tienen confianza, pues al parecer, siempre se dicen la verdad.
Platicar en altavoz, para ellas, ya es una costumbre. Ayer por la noche, mientras las escuchaba platicar, en mi patio disfrute de una copa de vino, frente a una calurosa lumbre. Escuche a su amiga decir, “No sabes el tesoro que me mandaste.” La miré sonreír. Guardo silencio por unos segundos, y después le contestó, “Precisamente por eso te lo mande.”
Fue entonces cuando entendí aquellas conversaciones, donde su amiga le hacia muchas invitaciones. Algunas aún las tengo grabadas en mi memoria. La invito a Nueva York, a Dubai, Canadá, y recientemente, a bailar en Rosarito.
En una conversación, a su amiga ella le dijo, “Necesitas a un buen hombre, para que te frene un poquito.” En el momento, esa frase me causó un poco de risa. Escuche a su amiga decir, “No seas así. Apoco no recuerdas cuando nos íbamos al baile, en lugar de ir a misa.”
Lo que sucedió anoche después de su conversación, en mi, provoco una linda emoción. Seria mentira decir que lo sucedido, no me dejo con un poco de confusion. Ella platicaba con su amiga, como si la tuviera en frente. No solo la escuche. También la mire. Por ella, le contaba sus preocupaciones. Le confeso sus miedos, y el por que no aceptaba sus invitaciones.
Su charla con su amiga invisible continuo. “Para ti, llevo años buscando a ese hombre,” a su amiga, ella le dijo. Me impresiono bastante ese suceso. Ahora entiendo otras de sus conversaciones, cuando decía que buscaba a un hombre para esposo. Por el bienestar de su amiga, ella siempre se preocupa. No se lo que piensen mis lectores, pero para mi, este detalle es algo hermoso.
Mi portada, mis páginas, y mi espina, ya son viejas y agrietadas. Hace 25 años, días antes de su boda, con sus iniciales y una dedicatoria, para su futura esposa, el grabo mi portada.
En su luna de miel, bajo un cielo estrellado y tenuemente iluminado, a ella le contó de mi existencia. Me puso en sus manos, y le dijo, “Este regalo es para ti, pero sere yo, quien lo acaricie con frecuencia. Para abrirlo, tendras que tener paciencia.” Le prometio que muy pronto, le explicaría los detalles de mi existencia.
En cuestión de segundos, su emoción se convirtió en confusion. Aun así, a su espeso de solo unos días, le prometio tendría paciencia. Jamas se imagino que pasarían 25 años, antes de que mis letras, pudiesen ser acariciadas con sus ojos. Me he preguntado mil veces, “¿Cual sera su reacción, cuando lea los títulos rojos?”
Para aclarar su confusion, el le dijo, “Las reglas son simples. Puedes hacer con el lo que quieras, menos abrirlo o removerlo de mi escritorio. Lo podrás abrir el día de nuestro 25 aniversario.”
A traves de los años, para satisfacer su curiosidad, en ocaciones decoraba mi portada, con flores que parecen mariposas. En cada aniversario, me celebraba con un ramo de rosas hermosas. Su emoción era notable, y su paciencia admirable. Platicaba conmigo y varias veces me dijo, “Como me gustaría que tu hables.”
Hoy es el gran dia y ella cumplió su promesa. Frente a mi, lleva horas sentada. Al parecer, su emoción por abrirme, la tiene congelada. El se encuentra parado detrás de ella. La abraza ocasionalmente, pero no le dice nada. Yo, ansioso de que me tome en sus manos, claramente observo su mirada. En ella, veo que hoy mas que nunca, de el, se encuentra enamorada.
Alegría. Si, para este mensaje, fue el nombre escogí. Nací, crecí, vivi. Después de 63 años de vida, Dios quizo que hoy me aleje de ti. Como pude, vivi una vida alegre. En ocaciones, para seguir adelante, en tu hombro me apoye y a tu lado llore. Gracias por estar conmigo. Mas en las malas que en las buenas.
En ocaciones, con mis problemas te desvele. Quizás algunas veces, con ellos te enfade. No fue mi intención. Por tu ayuda, paciencia y comprensión, hoy te doy las gracias desde lo mas profundo de mi corazón.
En corto tiempo, el cancer se adueño de mi cuerpo. Para combatirlo, me ofrecieron la quimioterapia. Con ganas de vivir, lo pensé combatir. Tenia ganas de continuar. Lo pensé bien y te dije, “Mejor no. Me siento débil. Mi cuerpo no lo va aguantar.”
Alegría. Cuando pienses en mi, recuerda los abrazos, consejos y sonrisas, que te regale algún día. También recuérdame escuchando mi música, luciendo mi vestuario y disfrutando de la naturaleza. Disfruta a tu familia. En ella, se encuentra la verdadera riqueza.
Con mi cuerpo débil y sin poder sonreír, te dije, “Estoy cansada. Me quiero morir.” Ya no sufro mas. Hoy, mi alma es libre y en las manos de Dios, descanso en paz.
Yo quiero que seamos unidos. Que no haya peleas. Ese es mi deseo. Si te pudiera ver ahorita, te preguntaría, “¿Manita, como me veo?”
Por hacerte feliz y por siempre complacerte,
mi vida hice a un lado. Si tu felicidad hubiese sido mi muerte,
con gusto, la vida me hubiera quitado.