“Tu Regalo”
Para declararte mi amor por ti, un minuto de tu tiempo te pedi. Me regalaste toda una vida. Por eso y por muchas cosas mas, te amo mas que a mi propia vida.
Para declararte mi amor por ti, un minuto de tu tiempo te pedi. Me regalaste toda una vida. Por eso y por muchas cosas mas, te amo mas que a mi propia vida.
Maria, por ti y por tu eterna felicidad, en este mundo, no hay nada que yo no haría. Aunque tus padres me consideran un hombre falso, tu mejor que nadie, sabe que lo que me propongo, siempre alcanzo.
Al conocerte, mi primera propuesta fue conquistarte. Me resulto algo fácil, pues en esto, tu cooperaste. Al conocer a tus padres, y después de conversar con ellos un poco, mi di cuenta el porqué mis amigos se burlan de mi, y me juzgan de loco.
Conquistar a tus padres, y ganarme su confianza, fue mi segunda propuesta. No ha sido fácil esta tarea. Tu padre seguido me ignora, y tu madre, aunque guapa, hacia mi, siempre genera una cara fea.
Tus padres no aceptan que su niña ha crecido, y que en una hermosa mujer, se ha convertido. Te protegen Maria. Piensan que yo, y todos los hombres te miramos solo con lujuria.
Es obvio que ellos te adoran. Sin decir una palabra, con sus acciones, le gritan al mundo que los años de tu niñez, ellos añoran. Por las noches, juntos platican del día de tu partida. Al hacerlo, en silencio y a solas, juntos lloran.
Me gusta que te protejan Maria. Me gusta saber que estas bien. Aun estas a su lado, pero saben que pronto te marchas, mas no saben con quien.
Conmigo Maria. Te vas conmigo. Pero antes, debo lograr que tu madre me quiera, y que tu padre, no sea mi enemigo. Si Maria, pronto te vas conmigo, y finalmente, tus padres sabrán con quien. Antes de partir, encontrare la forma de asegurarles que conmigo, siempre estarás bien.
Hace cincuenta inviernos, en un día como este, fresco y claro, un 14 de Febrero, de mi querida esposa, yo me enamore.
Con su silencio, humildad y su hermosa personalidad, ella capto mi atención. Con su sonrisa y su mirada hechizante, hipnotizo mi corazón.
Del cupido, ayuda no ocupe. Mi amor por ella, sin dulces y regalos, antes, durante y después de nuestra humilde boda, yo siempre le demostré. Su anillo de bodas fue simple. Como su diamante, ella acepto mi labor.
Aunque nuestros inviernos fueron fríos, nuestro hogar, con su presencia y forma de amar, ella siempre llenaba de calor. Nunca espere un 14 de Febrero para decirle, “Te Quiero”.
Laborando en el campo, diario miraba su rostro en una flor. La cual, para llevarla a mi amada, cariñosamente cortaba. Con ese gesto, diariamente me amor por ella yo declaraba.
Hoy, no en el campo sino en mi jardín, en las flores aun veo su rostro. Cuando mi cansado cuerpo me lo permite, con cariño, una de ellas corto. Como si aún estuviera a mi lado, le obsequio la flor y nuevamente le declaro mi amor. Esto es lo que me mantiene vivo y me ayuda a no pensar que vivo solo en mi cuarto.
En la última noche de octubre, clara y fresca, con precaución, compartí un momento agradable contigo. Mi cuerpo sentía frío. Ausente de mi abrigo, para brindarme calor, me regalaste un abrazo, y me gustó.
Sentir el calor de tu cuerpo me asusto. Pensando en tus caricias y sabrosos besos, te confieso, que me gusto. En tu presencia, yo me siento a gusto. En tu ausencia, extraño tus besos y la tranquilidad que tus palabras me hacen sentir. Deseando el momento en que nuevamente estemos juntos, pienso en lo que muchos afirman cuando dicen que el amor hace sufrir.
El no tratarte antes, en el momento, me brindó tranquilidad. Entre más tiempo pasa y disfrutando de tu amistad, me estoy dando cuenta de tu persona y tu gran sinceridad. Mi impenetrable barrera, de vez en cuando, su guardia debe bajar para poder enfrentar la vida y toda su realidad.
En solo pensar en rehacer mi vida, me asusto. El miedo de equivocarme, como la inmensa luna, es real y en mi ser existe. Lo que a tu lado sentí en aquella noche de octubre es indescriptible. Había precaución. Sentí miedo pero no me asusto. Al contrario, nuevamente te confieso, que me gustó.
Nunca quise lastimarte. En las filosas orillas de mi alma, por acariciarme, tú te cortaste. Preparado para nuevamente amar, pero protegido por mi alma, mi corazón siente miedo de volverse a enamorar.
Como un herrero afilando su cuchillo, el fracaso y sufrimiento afilan las orillas de mi alma, mi fiel escudo protector. El, mejor que nadie, sabe que las heridas de amor no las cura un doctor.
Mis caricias, tu nunca rechazaste. Al contrario, penetrar mi escudo protector, tu siempre intentaste. Sin pedir nada a cambio, me regalaste de tu tiempo y me brindaste tu amor. Sabias el riesgo de acariciarme. Lo hiciste y nuevamente te cortaste.
Perdóname. Nunca quise lastimarte.
En aquella noche, bajo la luna clara, en tu cuello puse un besito. Mientras me abrazabas, me prestaste la luna, por un ratito.
Desde entonces, cada vez al mirarla, pienso en ti, en tu sonrisa y en tu gran personalidad. Aunque solo fue por un ratito, el tenerte en mis brazos, siempre me llena de felicidad.
Sea la luna, el silencio, sonrisas, caricias, lagrimas o llantos, el compartir es bonito. Aunque solo sea, por un ratito.
A tu lado, el tiempo se me hace corto. En tu ausencia, por pronto verte, a Dios y a mi corazón, les pido me den paciencia.
La luna, grande y clara, al mirarla, en ella veo tu cara, y tu brillante sonrisa. Tomo un suspiro y recuerdo que en esa noche, partiste de mi lado, con un poco de prisa.
Después de tu lado partir, por haber compartido contigo ese momento, me puse a escribir. Expresando por escrito, lo mucho que disfruto el verte, aunque solo sea, por un ratito.
Mientras llorabas, aunque de ti lejos me encontraba, una fuerza inexplicable, a mi ser y corazón, de tu dolor les avisaba. En eso momento, deseando estar a tu lado y sin poder hacerlo, cerré mis ojos, respire profundo y comencé a conectarme al mundo. Pues en tu ausencia, las venas que alimentan su vida son las mismas que a tu lado llevan mi alma, mis palabras y caricias cuando de ti lejos me encuentro.
Sin perder tiempo y deseando pronto estar a tu lado, partí de mi oficina. Al dejarla sola y vacía, seguí esperando el momento en regalarte una caricia. Al llegar a tu lado, aun llorabas. Te tome en mis brazos y con mis labios, tus lágrimas de tu rostro borraba.
Aunque de ti lejos me encuentre, mi ser y corazón a tu lado estarán siempre. Cuando sientas en tu alma dolor y con llanto quieras expresarlo, no te detengas. Piensa en mí, que las fuerzas del mundo me avisaran y me ayudaran a tu lado pronto regresar para consolarte y con mis besos, las lágrimas de tu lindo rostro borrar.
A través de los años, mientras llorabas, con mis palabras yo te consolaba. Después de mucho tiempo, y lentamente, tu dolor desaparecía, mientras que tu sonrisa brillaba más cada día. Tus ojos, coquetos y bellos, cansados de llorar, después de muchos años decidieron no más lágrimas brotar.
Por tus metas ya logradas, hoy tu felicidad es fácil de observar. Tus metas, claras y firmes que aún estás por lograr, te mantienen enfocada y con mucha determinación, pues su logro es lo que más te llena de satisfacción.
Hoy, por no rechazar mis caricias y besos mientras llorabas, a Dios doy gracias. Pues él más que nadie, sabe que aunque lejos de ti yo me encuentre, mientras llorabas, yo a tu lado siempre estaba.
De lo que te puedo ofrecer, mereces más. Por lo que ya viviste, y por todo lo que sufriste, mereces más.
De los logros que estas por adquirir, y de los momentos felices, que aun estas por vivir, mereces más.
Mi corazón, limpio y sincero, te ofrece un amor tierno y verdadero. Un amor que en tu presencia, Ilumina mi vida, como a la noche, lo hace un lucero. Pero tú, mereces más.
Más que una boda blanca, tu cuerpo de diosa, merece un amor real y duradero. Para que juntos, gocen una vida larga y maravillosa.
Tu mereces esto y mucho, mucho más.
En voz alta y sin palabra alguna, mi corazón me habla de ti, como antes ninguna.
Al mirarte, de correr hacia ti, tomarte en mis brazos, abrasarte y besarte, me dé detengo.
En tu presencia, fuertemente mi corazón palpita. Mientras que en silencio y con fuerza, a mi cuerpo y a mi mente, “abrázala!!!” él les grita.
Contemplando el futuro, y con mi pasado en mente, hoy descubrí de repente, que mi corazón siente miedo, miedo de querer nuevamente.
Al preguntarle el porqué, guarda silencio, palpita más fuerte y le regala suspiros al viento. Pues él insiste en quererte, porque para él, mi cuerpo y me mente, tu eres su alimento.
Si esto, en mi corazón está presente, me pregunto el porqué, de quererte con todo mi corazón, sincero y fuerte, Me Detengo?
Ayer por la noche, silencia y calurosa, intente dormir, pensando en tu cara hermosa.
Hoy al despertar, amanecí con hambre, Hambre de ti. De escuchar tu voz, sentir tu piel, y de tenerte junto a mí.
Mi hambre por ti, aunque fuerte, es tolerable, pues a diario me alimento, con tus caricias, que me trae el viento.
La distancia, y circunstancias personales, me separan hoy de ti, pero sé que con el tiempo, amor y paciencia, pronto estaré junto a ti.
Hasta entonces y después, seguiré con hambre, hambre de ti.