“Silla”
Más que palabras, que por mi ser diariamente son recibidas y definitivamente más que una pastilla, lo que más necesito en este momento, es al alivio de una silla.
Aunque las intenciones de la gente son buenas y con sus palabras quieran aliviar mis penas, la verdad es que mi mente y mi cuerpo, llenos de sangre, acarreada por sus venas, necesitan más que palabras para poder descansar. “Eres fuerte y si te lo propones, todos tus sueños puedes alcanzar.” Esta frase me la dicen diariamente. Quizás por ser genérica y por ser evocada por mucha gente sin pensar, es algo que ya me canse de escuchar.
Al igual que mi cuerpo, con el tiempo, mis fuerzas se acaban. A través de los años, luchando por mis hijos y por sacarlos adelante, muchas veces los consolé, cuando a mi lado lloraban. Algunos de mi lado ya partieron, pues sus vidas están por comenzar. En silencio y sin fuerzas, por las noches, su niñez me pongo a recordar. En sus momentos felices, me brindaron mil sonrisas. Mientras que en los tiempos desafiantes, fui fuerte, les impuse disciplina aunque el dolor me hiciera llorar.
Disciplina y fortaleza son dos rasgos de mi ser. A esta etapa de mi vida, mis virtudes y defectos, creo ya supe comprender. Como las olas del mar, a mi vida, amistades vienen y van. Mientras que algunas se quedan, por razones variadas y muchas veces desconocidas, otras de mi vida se alejan. Algunas me ofrecen ayuda, deseando no tome acción. Mientras que a mi espalda, tristemente, me hacen traición.
Muchas veces me pregunto, “Será miedo o precaución?” Me han brindado una silla en más de una ocasión. Pero aún me sigo preguntando, “Si eso es lo que más deseó, porque no he tomado acción?”