“Una Carta”
Para intentar aliviar un poco tu dolor, anoche te escribí una carta con ternura y amor. Como tú lo dijiste, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Cuando uno pierde a un ser querido, es muy difícil seguir viviendo una vida normal.
El dolor que sientes es solo tuyo, por lo cual no lo puedo sentir yo. Si pudiera ayudarte a cargarlo, sin duda alguna, eso haría. Si pudiera conectarme a tu ser, con mi sangre, fe, y frágil fuerza, para poder soportar tu dolor, tu corazón alimentaria.
La carta sigue ahi. Solitaria en mi escritorio. Vestida de tinta azul por dentro, y desnuda de dirección por fuera. Quizás algún día la pueda vestir con una dirección. Hasta entonces, deseando ver la luz, su vestimento interno, seguira encerrado en mi cuaderno.