“Y Caminó”
Era un hombre activo, trabajador, fuerte y saludable. De lo que le paso, el nunca ha buscado un culpable.
Los doctores le dijeron, que nunca volvería a caminar. Al escuchar esa noticia, como el gran hombre que es, sin pena, en la presencia de los medicos, se puso a llorar.
Pasaron varios meses, y el amor de su vida, poco a poco, de el se fue alejando. Por las noches, sin poder dormir, el soñaba despierto. Desde su cama, el en jardín, el miraba su cuerpo caminando.
Le entregó su vida a Cristo. En muchas ocaciones, a las enfermeras les decía, “Ayúdenme a levantarme. Para caminar, yo ya estoy listo.” Su vecino de cuarto, no decía nada. Solo le regalaba una sonrisa, y una tierna mirada.
Después de dos años, quizás para desengañarse, una enfermera finalmente lo ayudo a levantarse. Ella sabia que el deseo de caminar de ese hombre, cada día era mas fuerte. Al verlo caminar, su vecino de cuarto le dijo, “¡Cuidado! No vayas a caerte.”
Y así, el caminó.